Esta declaración recuerda que limitar la disponibilidad de medicamentos para el tratamiento del dolor no constituye una solución viable a la crisis de los opioides en los Estados Unidos y podría poner en peligro a millones de pacientes.
En el Día del Recuerdo, la red INPUD honra la memoria de quienes perdieron la vida en la guerra contra las drogas y llama la atención sobre las políticas responsables de su muerte.
Esta decisión de la OMS pone en peligro una década de avances para permitir que millones de personas dispongan de acceso a sustancias fiscalizadas para aliviar el dolor.
La experiencia de este activista lituano durante su encarcelamiento sirvió como caso paradigmático para introducir programas de tratamiento de sustitución en las cárceles.
Las medidas de austeridad, acompañadas de la distribución insuficiente de sustitutos de la heroína para tratamiento, son las principales causas de muertes relacionadas con drogas en Escocia.
El sistema de clasificación de drogas vigente impide que millones de personas de todo el mundo gocen de acceso a medicamentos esenciales que necesitan para aliviar el dolor.
La ‘guerra contra las drogas’ lleva cinco décadas criminalizando el uso, el tráfico y el cultivo de drogas, lo cual ha afectado principalmente a las comunidades más pobres del mundo.
Este documento destaca la necesidad de reafirmar y reconocer que se necesita un enfoque basado en los derechos, el papel determinante de las comunidades y la solidaridad y financiación internacionales para alcanzar una cobertura sanitaria universal.
La Dra. Rachel Sutherland ofrece un panorama detallado de las nuevas sustancias psicoactivas en Australia, y responde a cuestiones como qué son, quién las usa y qué sustancias concretas se consumen.
Después de que los Estados Miembros de la ONU hayan acordado hacer frente al tráfico internacional de drogas de forma agresiva, hay observadores que temen más de las mismas consecuencias negativas entre las personas que usan drogas y los pequeños productores de cultivos declarados ilícitos.
El cambio de política de Malasia representa una gran noticia para quienes abogan por la reforma normativa, en una región azotada por una guerra violenta contra las personas que usan drogas.