Una dosis única de ketamina podría ayudar a las personas con dependencia del alcohol a reducir el consumo, al ‘borrar’ los recuerdos relacionados con la bebida, afirman los psicólogos que están probando el tratamiento.
Desde que se lanzó la nueva ofensiva contra las drogas, el pasado 1 de enero, en Camboya se ha encarcelado a más de mil personas que usan drogas y trafican con ellas. Pero, ¿pueden mantener esta situación las prisiones hacinadas y los tribunales sobrecargados?
La guerra contra las drogas tiene costes humanos y económicos devastadores, alimenta los mercados macroeconómicos ilícitos y no ha contenido la demanda ilícita de sustancias fiscalizadas, por lo que puede que haya llegado el momento de adoptar un nuevo planteamiento frente a la política de drogas.
Teniendo en cuenta el Gabinete de Trump y la retórica de la ley y el orden, la nueva administración estadounidense parece querer volver a una época en la que reinaba la violencia y se echaban a perder innumerables vidas latinoamericanas por el sueño imposible de lograr “un mundo libre de drogas”.
A pesar de ser inhumanos e ineficaces, en Camboya aún funcionan 17 centros de tratamiento obligatorio, que se irán cerrando gradualmente, a medida que se construyen nuevos centros de tratamiento voluntario.
Marlene Mortler, la Comisaria Federal de Drogas del Gobierno alemán, había presionado para que se permitiera a los pacientes comprar cannabis en su farmacia con una receta médica.
Dainius Pūras, Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la salud, y Julie Hannah, codirectora del BMJ, sostienen que la prohibición socava el derecho a la salud y la dignidad fundamental, y que llegó la hora de despenalizar y regular las sustancias fiscalizadas.
La ley marcial permitiría al presidente filipino, Rodrigo Duterte, recurrir al ejército para hacer cumplir la ley civil y detener a cualquier persona sin formular cargos.
El tratamiento contra la esclerosis múltiple, un aerosol oral derivado del cannabis, es conocido internacionalmente como Sativex y se venderá en Brasil con el nombre comercial de Mevatyl.
Los recientes episodios de violencia en estos centros ponen de relieve la importancia de la decisión del Gobierno de transformarlos en centros comunitarios de tratamiento voluntario.