La cumbre de Cádiz respalda la tradición del masticado de la hoja de coca
La Cumbre Iberoamericana de Cádiz ha respaldado el uso tradicional del masticado (akulliku) de la hoja de coca y pide a la comunidad internacional respete esta "manifestación cultural ancestral" en Bolivia y Perú.
Los mandatarios de América Latina, España, Portugal y Andorra, que este 16 y 17 de noviembre participaron en la XXII Cumbre Iberoamericana aprobaron un comunicado especial en el que manifestarán ese respaldo, según el borrador del texto al que tuvo acceso Efe y ya acordado por los representantes de los países.
El documento señala la "importancia de conservar las prácticas culturales y ancestrales de los pueblos indígenas", y destaca que el masticado de la hoja de coca "es una manifestación cultural ancestral de los pueblos de Bolivia y Perú que debe ser respetada por la comunidad internacional".
La XXII Cumbre Iberoamericana comienzó el viernes 16 de noviembre la ciudad de Cádiz, en el sur de España, donde hace doscientos años fue aprobada la primera Constitución liberal española con representación de enviados del otro lado del Atlántico.
La Declaración de Cádiz, aprobada por los mandatarios iberoamericanos al término de la cumbre , respalda también la promoción de políticas de crecimiento que faciliten la creación de empleo, la potenciación de los mercados regionales y la proyección de las pymes.
Con un marcado carácter económico, el documento, al que ha tenido acceso Efe, gira en torno a seis ejes fundamentales: El desarrollo económico al servicio de los ciudadanos; el desarrollo de infraestructuras en transporte, telecomunicaciones, energía y el uso sostenible del agua.
La promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas para incrementar la productividad y la competitividad, además del estímulo a los procesos de innovación; el fortalecimiento de las instituciones; la educación y el impulso al espacio cultural iberoamericano y su potenciación como factores de inclusión social y de crecimiento económico; el impulso a la "creación de trabajo decente".
Para facilitar estos objetivos, la Declaración propone "promover políticas de crecimiento incluyente, con equidad y basado en el trabajo decente", además de políticas de desarrollo sostenible y medioambientales.
Impulsar el comercio con un acuerdo "ambicioso, integral y equilibrado de las negociaciones de la ronda de Doha de la OMC" e impulsar políticas que favorezcan su vertiente internacional, con acuerdos comerciales "orientados a evitar el proteccionismo y a reducir medidas que distorsionan y obstaculizan el comercio".
Respalda asimismo potenciar los mercados regionales para promover la integración económica, y políticas contracíclicas.
La Declaración respalda que la comunidad iberoamérica participe activamente en el debate sobre la necesidad de una "reforma y fortalecimiento de la arquitectura financiera internacional", que promueva "mayor estabilidad en los sistemas financieros, políticas de regulación, acceso a recursos financieros y crecimiento económico".
Defiende además "fortalecer reglas claras, estables y previsibles que ayuden a promover las inversiones productivas nacionales y extranjeras, de cuerdo con las leyes de cada país".
El documento rechaza "las políticas cambiarias que puedan tener potenciales efectos negativos sobre el comercio internacional" y pide "administrar con mayor rigor el ingreso de flujos de capital para evitar la sobrevaluación de las monedas locales" que determinarían condiciones de competencia desfavorable para la producción nacional.
Recomienda además "diversificar la estructura productiva para disminuir la dependencia" de la exportación de materias primas y "reducir la vulnerabilidad externa de nuestras economías".
Los mandatarios se pronuncian por impulsar el comercio internacional de servicios y el desarrollo de infraestructuras, favoreciendo la interconectividad territorial que potencia el flujo del comercio y el turismo, y favorece a las comunidades más aisladas.
Un apartado importante de la Declaración está dedicado a respaldar una mayor proyección de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) en el ámbito regional e internacional por "su especial incidencia en la generación de empleo y en el fortalecimiento del tejido productivo".
En este contexto, apoyan favorecer las "alianzas estratégicas" entre estas pequeñas empresas.
En los apartados político y social, la Declaración de Cádiz respalda el fortalecimiento institucional y que se adopten políticas que incrementen la información que los estados deben hacer pública.
Reconoce que la violencia provocada por la delincuencia organizada transnacional, especialmente por el narcotráfico, la trata de personas, de armas y de inmigrantes, y el lavado de dinero "representa una grave amenaza para el bienestar y la seguridad de los ciudadanos".Por ello, respaldan una mayor coordinación de los esfuerzos y la cooperación para combatir esos fenómenos.
La declaración expresa la satisfacción de los mandatarios por el ingreso en la Conferencia Iberoamericana de la República de Haití como Observador Asociado.
El documento fue aprobado el viernes por los cancilleres antes de que los jefes de Estado dieran la luz verde definitiva al término de la cumbre en Cadiz, la ciudad que vio nacer hace doscientos años la primera Constitución española, a la que la Declaración final rinde homenaje como uno los "hitos históricos fundamentales del acervo constitucional iberoamericano".
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