La “guerra contra las drogas” se desarrolló como una solución a inquietudes relacionadas a la salud pública, violencia y crimen organizado, que en su conjunto han empeorado a causa de este enfoque.
Los orígenes de la prohibición de drogas en Asia revelan en qué medida los intereses económicos fueron priorizados sobre las preocupaciones sociales y de salud.
Patologizar a las personas que consumen drogas desmerece la capacidad de agencia individual de maneras que pueden servir para estimular respuestas coercitivas dañinas.
La Fiscal Fatou Bensouda subraya que existe una base razonable para creer que se han cometido crímenes contra la humanidad en la “guerra contra las drogas” en el país.
La Declaración Política representa un avance pero el camino por delante para acabar con la epidemia del VIH es largo y el tiempo para cumplir los compromisos internacionales se está acabando.
“Onda Joven”, organización liderada por jóvenes en Lituania, se moviliza para difundir toma de conciencia respecto a los daños causados por la criminalización de las drogas.
En países de todo el mundo, el persistente dominio prohibicionista sobre discursos y prácticas referidos a drogas no puede desentenderse del colonialismo.
Durante medio siglo, las políticas sobre drogas del país se han basado en sucesivos pánicos morales saturados de discriminación contra comunidades marginalizadas.
La guerra contra las drogas se construyó como una solución a las preocupaciones relacionadas con la salud pública, la violencia y el crimen organizado; pero todo eso ha empeorado desde que comenzó.