Contextos de encierro en América Latina: Una lectura con perspectiva de género

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Contextos de encierro en América Latina: Una lectura con perspectiva de género

3 diciembre 2018

El presente informe tiene como objetivo ampliar y profundizar el conocimiento sobre las mujeres privadas de libertad en la región.

Se investiga el perfil de las mujeres que se encuentran en contextos de encierro según sus características sociodemográficas, su contexto socioeconómico en el momento previo a ingresar a prisión, su entorno de socialización/su infancia y su trayectoria/conducta delictiva. Además, se pretende indagar sobre su proceso penal y judicial y sus condiciones de vida dentro de la prisión. Este análisis se realizó en perspectiva comparativa varón-mujer entre ocho países de la región (Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Honduras, México y Perú) de forma tal de explorar posibles diferencias de género en diversos aspectos, con datos recabados de la “Encuesta a Individuos Privados de Libertad” realizada por el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV) con apoyos del PNUD y del BID.

La detención de mujeres en América Latina resulta una tendencia en alza en la mayoría de los países de la región. La tasa de crecimiento de la población penitenciaria femenina excede a la de los varones y en la mayoría de estos países duplica a la tasa masculina.

La edad media actual de las personas recluidas es similar para varones y mujeres, en torno a los 36 años. Respeto al nivel educativo los números sugieren que varones y mujeres en contextos de encierro tienen poca formación, excepto en Brasil y México.

En todos los países indagados, menos en México, un 87% de las mujeres privadas de libertad tiene hijos, porcentaje que se reduce en el caso de los varones a un 78%.

Un 55% de mujeres ha tenido su primer hijo/a con menos de 18 años, este porcentaje se reduce al 26% en el caso de los varones.

Otra diferencia de género, entre el binomio varones-mujeres, emerge cuando se pone foco en la pareja. Un 39% de mujeres tiene a su pareja detenida en simultáneo, mientras que este porcentaje se reduce a un 5% en el caso de los varones.

En relación a lo laboral los datos muestran que un mes antes de ser detenidas el 27% de las mujeres no trabajan pero sí lo habían hecho alguna vez en su vida; este porcentaje se reduce al 17% en el caso de los varones.

Si se tiene en cuenta el proceso de socialización de los varones y las mujeres en contextos de encierro, ambos casos se caracterizan por la existencia de antecedentes penales en el entorno familiar, por el consumo de drogas y/o alcohol en el hogar, por la desvinculación temprana de los hogares antes de los 15 años de edad y por la presencia de violencia familiar.

En Argentina, Chile, Brasil y Perú las mujeres están mayormente condenadas por un delito vinculado a las drogas. La situación es distinta en México, Costa Rica, El Salvador y Honduras, donde la actividad delictiva principal es el robo y otros delitos como la extorsión.

Cuando se habla de recorrido criminal los datos aseguran que las mujeres son menos reincidentes, estuvieron en menor proporción en centros de menores y tuvieron menor contacto con armas de fuego.

Respecto al proceso judicial que le corresponde a todo individuo como derecho el acceso a un juicio (en tiempo y forma) se detectan ciertas diferencias de género. Se observa que son los varones quienes principalmente declaran si fueron golpeados para obligarlos a declarar o cambiar sus declaraciones. En otros indicadores referidos al debido proceso se detectan menores diferencias de género, aunque un panorama igualmente desfavorable para ambos. En la misma línea, se observan importantes deficiencias por parte de las instituciones en la provisión de cuestiones básicas para la vida en prisión, sólo al 1% de los individuos la institución penitenciaria les proporciona ropa; alrededor del 27% se les distribuyen elementos de aseo personal y un 64% de los individuos informan que la institución les suministra cama y/o colchón.

Durante el encierro, se observa que los varones participan más en deportes (63% vs. 51%) mientras las mujeres intervienen en mayor medida en actividades educativas (62% vs. 53%) y labores de limpieza y mantenimiento (72% vs. 62%).

En relación a los centros penitenciarios se pudo distinguir que en todos los países latinoamericanos estudiados hay una escasa proporción de cárceles exclusivamente femeninas y prevalecen los centros mixtos, lugares donde el equipamiento y los espacios construidos no tienen en cuenta las características específicas de la mujer. Por ejemplo, la mayoría de las prisiones no cuentan con sistemas de atención de salud en general ni salud sexual –reproductiva en particular que respondan adecuadamente a las necesidades específicas de la mujer

En América Latina un gran número de mujeres encarceladas son madres, jefas de hogares y/o figuras principales en la crianza de sus hijos. En algunos países existen legislaciones que admiten la permanencia de los niños en prisión pero también enfrentan dificultades de tipo edilicias. Otros países abogan por legislar la detención domiciliaria como alternativa para las mujeres detenidas que son madres.

A lo largo del estudio se busca incluir la perspectiva de género en el análisis, de esta problemática particular, para evitar reproducir estereotipos de género en las cárceles que sólo apuntan a la estigmatización de la mujer.